Nicolás Maduro… ¿es “inderrocable”?

2 meses ago
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¿No pueden o no quieren? Más bien acaban de arrestar en Nueva York al único hombre que se ha atrevido a intentar el derrocamiento, y lo arrestó el gobierno estadounidense.

A horas del autoproclamado triunfo electoral de Nicolás Maduro –en medio del cuestionamiento mundial y de la ruptura de relaciones entre Venezuela y siete países -incluyendo a regímenes de izquierda- debido a esta sombría elección, acaba de ocurrir algo realmente perturbador.

No me refiero al hecho de que el Centro Carter haya emitido su descalificación al proceso electoral venezolano, ni al proyecto de resolución de la OEA que pretendía revisar el proceso; ni a las protestas civiles en las calles del país; ni a los ya casi ochocientos detenidos por participar en dichas protestas; ni al hecho de que el régimen de Maduro esté acusando a los manifestantes de “sedición” y “terrorismo”; ni que el propio Maduro y su leal Jorge Rodríguez pidan a gritos prisión para la opositora María Corina Machado, llamándola “terrorista”; ni al hecho de que la población anti-maduro en todo el mundo está esperando el levantamiento de liberación del pueblo venezolano o la tan deseada intervención de los Estados Unidos.

No. Lo que ha ocurrido hoy es algo bastante más perturbador:

Muy lejos de una “intervención” por parte de los Estados Unidos, lo que ocurrió el día de hoy, a horas del evento electoral más cuestionado desde que Nicolás Maduro llegó al poder, fue que el único sujeto que ha intentado alguna vez derrocar a dicho presidente, Jordan Goudreau, fue arrestado.

¿Lo arrestaron en Venezuela? No. Lo arrestaron en Nueva York, Estados Unidos. Lo arrestó el gobierno de Joe Biden –justo cuando es el cumpleaños de Jordan Goudreau.

¿Quién es Jordan Goudreau? Un ex boina verde. Creó la empresa Silvercorp en los Estados Unidos y organizó la seguridad en eventos de Donald Trump. En 2020 le ofreció al líder opositor venezolano Juan Guaidó ayudarle a derrocar a Maduro. Su socia para este proyecto también está ahora perseguida: la venezolana Yacsy Alexandra Álvarez, y seguramente en las proximas horas vivirá la misma suerte que Jordan.

Su intento de golpe fracasó y acabó en tragedia: los sesenta participantes de este desembarco estilo “Normandía” o “Bahía de Cochinos” fueron abandonados a su suerte. Resultaron capturados por las fuerzas del “Escudo Bolivariano” de Nicolás Maduro. En pocas horas fueron llevados a prisión y se les obligó a confesar en televisión abierta –interrogatorios televisados.

Nicolás Maduro culpó de este ataque a los Estados Unidos, pero la verdad es que los Estados Unidos no intervinieron. Dejaron que Jordan y sus hombres de la “Operación Gedeón” entraran solos a la boca del lobo – el nombre de la operación, “Gedeón”, lo tomó Jordan de un héroe bíblico: Gedeón, un líder judío que con sólo trescientos hombres derrotó a 150 mil opresores árabes maidanitas.

Estados Unidos no ha respaldado seriamente a ninguno de los líderes venezolanos que se han opuesto a Chávez y a Maduro: ni a Henrique Capriles, ni a Manuel Rosales, ni a Leopoldo López, ni a Juan Guaidó –opositor en cuyo “intento” de suplantación de régimen ocurrió la fracasada operación de Jordan Goudreau, la “Operación Gedeon” – el “Bahía de Cochinos” de la era moderna, en la que los boinas verdes y los jóvenes venezolanos exiliados entrenados en Colombia –con la venia del expresidente Álvaro Uribe y del presidente Iván Duque- fueron condenados a la captura y la humillación en la playa Macuto.

Cada vez que los líderes opositores venezolanos han levantado la voz para llamar al alzamiento pacífico de la población, todo ha acabado en desilusión y drama. Los ciudadanos, esperanzados en que recibirán ayuda, han salido a la calles para enfrentar las balas de goma, los gases lacrimógenos y la prisión; y mientras los Estados Unidos se degarran las vestiduras con discursos y sus políticos pronto se dan la vuelta y regresan a sus torneos de golf.

¿Acaso no les importa? ¿No son el chavismo y Nicolás Maduro, acaso, enemigos de los Estados Unidos?

Para contribuir al enigma: ayer por fin Donald Trump se pronunció en cuanto a las elecciones en Venezuela. Las calificó de “unfair”, “injustas” –en una declaración que en realidad fue un ataque a su opositora Kamala Harris, al decir que ella y Biden retiraron la sanciones económicas impuestas a Maduro y a su régimen por Trump años atrás-. Pero días antes, el comentario de Trump sobre Venezuela fue más bien un halago “ofensivo”. Dijo que: “Venezuela ha bajado la delincuencia 72%”, pero que ello se debía a que “os delincuentes los han despachado hacia América”.

Como sea, lo que el mundo está observando -con perplejidad- es que a los Estados Unidos les importa un bledo lo que pase en Venezuela, o que simplemente no quieren –o no pueden- contra Maduro.

¿Qué es lo que hace “invencible” a Maduro? ¿Es inderrocable? ¿Qué es lo que lo hace “inderrocable”?

Desde 1998 hasta ahora -26 años-, el país con la mayor reserva de petróleo en el planeta Tierra –300 mil millones de barriles; 42 veces la de México; y con un estimado de mil años de capacidad-, está gobernado por “enemigos” de los Estados Unidos, y el país yanqui parece impotente para removerlos de los cargos.

¿No pueden o no quieren?

Es difícil pensar que a los Estados Unidos no les importe que el régimen venezolano reciba de Rusia aeronaves Sukhoi Su-30 MK2 y Tupolev 160 (TU-160), tanques T-72B1 y BMP-3M, entre 500 y 800 camiones lanzamisiles S-300 VM con sistemas BUK-M2E, y entre 5000 y 6000 misiles Pechora 2M, 9K338 Igla-S y 2K25 Krasnopol, y que instale en el país fábricas de rifles Rostec – Kalashnikov AR-103, con los que Venezuela podría abastecer a sus vecinos en el caso de una coalición anti norteamericana.

Hace sesenta años, en Washington cundió el pánico cuando descubrieron que los rusos soviéticos habían instalado secretamente 130 misiles nucleares en Cuba. Ocurrió la famosa “Crisis de los Misiles Cubanos” de 1962, y el mundo estuvo a punto de arder en la primera guerra atómica –y probablente habría sido la última.

Hoy corren rumores extraños sobre fábricas de bicicletas en Venezuela que reciben de Irán y de Rusia componentes que más bien parecen partes para fabricar productos aeroespaciales – cohetes o ¿misiles? Sean falsos o ciertos estos rumores, los políticos “gringos” permanecen tranquilos, jugando golf. – Si bien Cuba era peligrosa por su cercanía a los Estados Unidos -300 km-, Venezuela no está demasiado más lejos -2,100 km.

Ocasiones (numerosas) en las que Estados Unidos ha derrocado a gobiernos en Venezuela:

En 1902 el gobierno de Cipriano Castro, agotado por los conflictos internos, no pudo pagar sus deudas a Alemania, Italia y Gran Bretaña. Resultado: estos tres países se mancomunaron y dirigieron una expedición naval conjunta para cercar a Venezuela –algo muy parecido a la “Guerra de los Pasteles” de México y a la invasión de 1861 tras la “Convención de Londres”.

El presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt –el “Teddy Roosevelt”- vio con muy malos ojos lo que creyó un intento aleman para tomar Venezuela y volverla colonia del “Segundo Reich”. Teddy no podía permitir que una parte del continente americano pasara al control de ninguna nación de Europa. Ello violaría la “Docrina Moroe” –“América para los Americanos”.

Por lo tanto, acuñó el “Corolario Roosevelt” (6 de diciembre de 1904): “Si una nación demuestra que sabe cómo actuar con razonable eficiencia y decencia […] no debe temer ninguna interferencia de Estados Unidos. [Pero] las malas acciones […] pueden requerir en última instancia la intervención de alguna nación civilizada. […] La adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe puede obligar a los Estados Unidos, aunque sea de mala gana, en casos flagrantes […] a ejercer un poder policial internacional.”

Su secretario de guerra, Elihu Root, le dijo que Cipriano Castro era un simio tonto “a monkey”, y Teddy se encolerizó cuando la Gran Bretaña utilizó el pretexto de estas deudas para anexarse la isla venezolana Patos y la boca del río Orinoco. “Esto no puede ser”, se dijo Teddy. Elihu Root le alertó que los alemanes y el rey de Inglaterra Eduardo VII (tío del Kaiser Guillermo), acababan de firmar un pacto secreto para protegerse de la cólera posesiva de los Estados Unidos: ir a todas las guerras juntos (pacto del 11 de noviembre en la Sandrigham House).

Teddy envió su flota a Puerto Rico, a cargo del almirante George Dewey, para que los europeos vieran sus barcos, y les dijo: “Me ofrezco como negociador”. Alemania no quiso en un principio, pero Inglaterra se intimidó. El famoso poeta inglés Rudyard Kipling hasta hizo un poema: “Un pacto secreto hemos hecho con un enemigo abierto [Alemania]… una raza que nos ha hecho más daño… ¡para ayudarlos a presionar por una deuda! [la de Venezuela]”.

Teddy le dijo a Cipriano –el “monkey”-: “Por ningún motivo les cedas territorio a Gran Bretaña ni a Alemania”; y a su tocayo Theodor von Holleben –embajador alemán en los Estados Unidos: “Tengo al almirante Dewey en Puerto Rico, con toda la flota americana. Está a sólo una hora de Venezuela, si le es necesario movilizarse hacia allá. Y tiene mis instrucciones de actuar si yo lo decido.” Los alemanes aceptaron finalmente. Firmaron los “Protocolos de Washington” –en los cuales el representante de Venezuela ni siquiera fue un venezolano, sino el embajador “gringo” llegado de Caracas, Herbert W. Bowen.

En 1908, Teddy Roosevelt se hartó de plano de Cipriano Castro y se le derrocó. En su lugar quedó el vicepresidente, Juan Vicente Gómez (golpe llamado “La Conjura”, realizado con ayuda de tres barcos acorazados estadounidenses que proporcionó Elihu Root, ahora Secretario de Estado – desde junio Root había ordenado a su embajador Jabob Sleeper cerrar la embajada en Caracas y decraró: ”Venezuela ha agotado la paciencia del gobierno de los Estados Unidos”).

 

Juan Vicente Gómez prestamente abrió Venezuela para los Estados Unidos, con la suerte de que en 1914 se descubrió petróleo en Mene Grande, y entró la titánica Royal Dutch Shell – Caribbean Petroleum – por mediación de Rafael Max Valladares. Con Juan Vicente Gómez comenzó un régimen de 27 años que inició liberando presos políticos y declarando libertades de prensa y expresión. Fue el primer derrocamiento venezolano instrumentado por el Tío Sam.

Pasaron cuarenta años y vino el siguiente -en 1948-. El escritor Rómulo Gallegos –primer presidente Venezolano votado por más del 80% de la población- fue derrocado por un trío apoyado por los Estados Unidos. El nuevo presidente fue el ex secretario de la defensa, Carlos Delgado Chalbaud (quien acabó asesinado dos años después, misteriosamente). Otro miembro del trío, el temible Marcos Pérez Jiménez –a quien llamaremos aquí “El Porfirio Díaz de Venezuela”- maniobró y se eligió a un interino: Germán Suárez Flamerich. Convocó a elecciones, perdió el partido del “Porfirio Díaz de Venezuela”, pero éste no se amilanó. Se declaró presidente.

Así, con el definitivo fraude electoral de 1952 (30 de noviembre), el temible Marcos Pérez Jiménez llegó al poder e inició una especie de “Porfiriato” –una mezcla de represión de ultraderecha junto con un efectivo progreso económico-. Creó carreteras, hospitales, infraestructura. Incluso el primer instituto de neurociencias y la primera planta de energía nuclear. Al mismo tiempo, en la Avenida “México” de Caracas –actual Hotel Alba- colocó el horrorizante centro de torturas de la Dirección de Seguridad Nacional – operada en combinación con la CIA.

Poteriormente, esta dirección cambió de nombre y se mudó al edificio, llamado “Helicoide” –también creado por el General Marcos Pérez Jiménez: una edificación espectacular, de “ciencia ficción”-; hoy es la jaula donde Nicolás Maduro tiene refundidos a 200 militares por motivos políticos. En su momento, la DSN de Pérez Jiménez se encargó de suprimir a los partidos de izquierda que preocupaban a los Estados Unidos –al presidente Eisenhower y a su vicepresidente Richard M. Nixon.

Marcos Pérez Jiménez se portó tan bien para con los “gringos”, que el embajador Fletcher Warren le colocó una medalla al Mérito que no se le asignaba prácticamente a nadie fuera de los propios Estados Unidos.

¿Por qué, entonces, los Estados Unidos habrían querido quitar del poder a un dictador pro-yanki como Marcos Pérez Jiménez, el “Porfirio Díaz” de Venezuela?

Muy simple: porque se quiso eternizar en el poder. Se quiso reelegir y vino el golpe de 1958 –ello adicionado al malestar social causado por su exceso de represividad. El executivo cónsular americano en Puerto La Cruz, Robert S. Dillon, dijo de Pedro Estrada, director de Seguridad Nacional: “an awful man”. Dijo que Estrada era considerado “a monster”; y sobre el dictador Pérez Jimenez: “Si alguna vez hubo un país en manos de criminales, fue Venezuela en el periodo de Pérez Jiménez”.

Lo importante aquí es: los Estados Unidos han podido quitar y poner dictadores cuando han querido. ¿Por qué no lo han hecho ahora, con el “inderrocable” Maduro?

Para reflejar lo que pasaba en épocas más doradas de la CIA en América Latina: en entrevista con Tim Weiner, el oficial de la CIA Tom Polgar explicó lo que solía ser el control americano en esos países, de los cuales controlaban a Argentina, Bolivia, Brasil, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicragua, Perú y Venezuela:

“Te vuelves su servicio de inteligencia exterior. Ellos no saben lo que ocurre en el mundo, de manera que tú les ofreces un resumen semanal, amañado para adaptarse a sus sensibilidades. Dinero, eso siempre es bienvenido. Aprovisionamiento, juguetes, juegos, armas… entrenamiento. Y luego siempre puedes llevarte a un grupo de oficiales a Fort Bragg o a Washington, unas maravillosas vacaciones».

 

¿Por qué Nicolás Maduro es “inderrocable”?

Factor 1: el sistema de vigilancia social Leonov-Castro-SEBIN. En cuanto Hugo Chávez accedió al poder, efectuó su visita al “Papa” latinoamericano: Fidel Castro. De él aprendió los secretos del control. Se creó la Dirección General de Inteligencia Militar a imagen y semejanza de la de Cuba. Se copió el Modelo Territorial Cubano y la estructura del G2 –el sistema de inteligencia cubano-. ¿Por qué tener cien generales, como se tenían, si puedes tener dos mil?

Con dos mil generales, el poder militar está fragmentado, y la fragmentación, matemáticamente estructurada, es un sistema que Chávez aprendió de su maestro, Fidel Castro. El general retirado Antonio Rivero explicó el Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela –que hoy sigue tan vigente que lo refrendaron la vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez Gómez y el viceprimer ministro cubano Jorge Luis Tapia.

Rivero explica que los primeros cubanos llegaron en 1999, en calidad de asesores. Un aproximado de 5,600 cubanos expertos en táctica asesoran y estructuran al ejército; 500 de ellos asignados específicamente a inteligencia militar y vigilancia.

A cambio de esta valiosísima cooperación, Cuba recibe de Venezuela 100 mil barriles diarios de petróleo –más o menos la novena parte de la producción venezolana.

Se creó el SEBIN –ubicado en el edificio “Helicoide”-: el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional; y en 2013 Chávez intauró el CESPPA –Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria.

Gyoris Guzmán, ex director general de Delincuencia Organizada y Financiación del Terrorismo en Venezuela (2013-2015) dice que: “Toda la información acaba en manos de los cubanos (del G2)”. Rocío San Miguel, de la ONG Control Ciudadano agrega: “Cuba dirige hoy los destinos del país [Venezuela]”.

Pero… ¿es entonces Fidel Castro el genio que creó este sistema perfecto de “inderrocabilidad”? ¿Acaso el “barbón” ideó el concepto matemático, superior al Panóptico de Jeremy Bentham, que convirtió a su isla en una virtual Torre de Vigilancia, donde cada vecino espía al de al lado?

El verdadero Genio vivió en México, y fue el encargado de la KGB en la “Gran Tenochtitlan”, el brillante señor Nikolai Leonov.

Fue Leonov quien en 1953 descubrió a Raúl Castro en un viaje en barco, y el resto es historia. Seis años después, Fidel estaba derrocando a Fulgencio Batista y Nikolai Leonov comenzó a tejer en la Isla los sistemas de inteligencia importados de Rusia, como un verdadero Prometeo, que regaló a Castro los secretos de la “ciencia de la inderrocabilidad”. ¿Fue acaso Leonov quien convirtió a Cuba –y posteriormente a Venezuela – en bastiones “inderrocables”?

Sesenta años después, los personajes han cambiado, pero las fuerzas motrices no. Hoy Putin tiene 400 asesores de inteligencia militar en Venezuela, protegiendo a Maduro –pertenecientes al grupo élite Wagner que era comandado por el “rebelde” Yevgueni Prigozhin.

La Rusia de Putin ha faclitado a Venezuela más de 17 mil millones de dólares en tecnología y armamento. Según el experto de Fitch Ratings Dimitry Marichenko, la más importante empresa de armamento rusa –Rosneft, cuyo jefe de jefes Igor Sechin le agarró la mano a Hugo Chávez cuando éste estaba muriendo de cáncer y atribuyéndole su enfermedad a un químico inoculado en su organismo por los Estados Unidos – dioxina -, podría perder tres mil millones de dólares por el armamento facilitado a Venezuela.

En realidad, más de seis mil millones de dólares de la deuda externa de Venezuela –cuyo total es de 135 mil millones, 54% de su PIB- se le deben a Rusia, pero según analistas, Rusia le ha ofrecido a su país amigo condiciones tan favorables que podrían tipificar a esos créditos como “préstamos a fondo perdido”.

Rusia de Putin probablemente está subsidiando a Venezuela, incluso a costo de pérdidas, y cuantiosas. ¿Por qué Rusia muestra esta generosidad hacia el país sudamericano, cuando tiene en su costado la costosísima guerra de Ucrania?

Tenemos que volver al tema que hace de Venezuela la joya del planeta Tierra. Aunque los lobbies mundiales han llevado al mundo a firmar acuerdos verdes que prohibirán el consumo de gasolinas desde 2035, Venezuela sigue teniendo en su “panza” la reserva más grande en esta época del mundo: 300 mil millones de barriles –más que Arabia Saudita, Irán, Canadá, Irak y Kuwait.

Los empresarios que apoyan a Donald Trump para vencer a Kamala Harris –los petroleros sureños como Harold Hamm, Keley Warren y demás- estan esperanzados en que su prócer Trump detendra o incluso revocará la ola verde que surgió en 2014 cuando la Fundación Rockefeller juntó a 800 conglomerados para convencerlos de sacar sus fortunas del petróleo y migrarlas a las “energías limpias”.

Es decir: si llega Trump, podría venir –para malestar de muchos- un último regreso al petróleo.

¿Y esto hace “inderrocable” a Maduro?

Habría que preguntarle a Joe Biden, quien en su discurso aparece crítico contra el dictador venezolano, pero secretamente acordó con el gobierno de Caracas acuerdos que han traido las siguientes conecuencias: en 2023 se redujeron las sanciones económica que Trump había impuesto contra Maduro y su gobierno; las importaciones de petróleo venezolano a los Estados Unidos se dispararon de 1.24 millones de barriles en enero de 2023 a 7.47 millones de barriles en mayo de 2024 – se sextuplicaron en un año y medio – (Fuente: US Energy Information Agency).

No sólo eso: de 2022 a 2023 las exportaciones en general de Venezuela hacia los Estados unidos se septuplicaron – incremento de 770 por ciento. El comercio bilateral se duplicó a seis mil millones de dólares – El petroleo representa un 90.8 por ciento del total.

Así que, mientras Nicolás Maduro grita que los Estados Unidos están montando bases militares secretas en Essequibo, Guyana –territorio que Maduro clama para Venezuela-, existe una maya de negociaciones secretas que Joe Biden está haciendo con el “panzón” bolivariano, de las cuales no se ha transparentado ni una.

La más interesante –y reciente- de esas “reuniones secretas” –ni tan secretas-, en las cuales, a decir de lo que se ha filtrado, se negociaron “preocupaciones estadounidenses respecto al petróleo” y las “elecciones de Venezuela de este 2024”, ocurrió el 9 de abril, entre el representante de los Estados Unidos –el hombre del Consejo de Seguridad Nacional / NSC Daniel Erickson, y el enviado por parte de Nicolás Maduro, Jorge Rodríguez.

Quién sabe de qué hablaron, pero esta “reunión secreta” ocurrió nada menos que en la CIUDAD DE MÉXICO. ¿Se negoció ahí el tema de las elecciones?

La pregunta sigue siendo: ¿por qué es Nicolás Maduro “inderrocable”? o ¿Es acaso Nicolás Maduro “inderrocable”?

En este momento hay miles –quizás cientos de miles- de venezolanos en las calles, protestando por el fraude electoral –presunto o real- por parte de Nicolás Maduro, y están recibiendo sus dosis de gases lacrimógenos y golpes de bastones Pr 24 de la policía bolivariana. Mientras tanto, el público mundial está esperanzado en cuanto a si los Estados Unidos se compadecerán de la líder opositora María Corina Machado e intervendrán por fin para defenderla, cuando Nicolás Maduro avisó ayer que la va perseguir y procesar por “terrorista” y por “atentar contra el orden público”.

Y mientras tanto, el único hombre que se ha atrevido a conducir una operación paramilitar para efectivamente derrocar a Nicolás Maduro, el canadiense de 48 años Jordan Goudreau – Jordan Guy MacDonald Goudreau-, no sólo fue abandonado a su suerte por los Estados Unidos –por el motivo que sea- cuando intentó el derrocamiento, sino que ayer, en Nueva York, en el día posterior a su cumpleaños y tres días después de las elecciones en Venezuela, recibió a los policías del gobierno de Joe Biden que se presentaron para arrestarlo –y la misma suerte la corre su amiga venezolana Yacsy Alexandra Álvarez –co-conspiradora.

Ahora Jordan está recibiendo el trato de “terrorista” en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn. Y quien lo está sancionando no es Nicolás Maduro, sino el Gobierno mismo de los Estados Unidos.

Pregúntate ahora qué les espera a los venezolanos que están protestando en Venezuela.

 

 

Por Leopoldo Mendívil López, autor de Secreto Vaticano, Secreto Maximiliano, Secreto Azteca, Secreto 1910, Secreto 1929, Secreto Biblia, Secreto Pemex, y pronto… Secreto Nazi (Grijalbo)

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